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viernes, 10 de julio de 2015

DEL PEDIDO POR OFICIO A LA POLÍTICA PÚBLICA. LA MOVILIDAD EN LA AV. ILALO

María Augusta Calle es Asambleista en representación del sector rural del Distrito Metropolitano de Quito.

La pertenencia de vivir en este sector rural, junto a la montaña Ilaló, alimenta una visión de desarrollo con diferencias en la forma de concebirla y por supuesto en la forma de gestionarla, desde la urbanidad.


María Augusta Calle vive más de 32 años en El Tingo, cerca del Ilaló. Y su convivencia con este sector rural, comunitario, familiar, de un ambiente de permanente apego a los vecinos y vecinas, cotidianidad que cautiva cualquier espíritu que gusta de vivir en armonía. Pero este espíritu, este sentir, no comulga con la obra pública, con la misma gestión pública; es por ello que María Augusta comparte sus criterios sobre la importancia de fortalecer la Política Pública desde esta ruralidad.


Pero ¿Qué es una Política Pública? Para entender este concepto de un lenguaje tecnocrático, tal vez no familiarizado con la dinámica de la gestión local, del oficio, del pedido a la autoridad, de la Asamblea participativa; una política pública es una respuesta que el ESTADO puede dar la una demanda social en forma de normas, instituciones, prestaciones, bienes o servicios públicos. Y bueno, ¿quién nomas comprende el ESTADO? El Estado está distribuido en sus formas seccionales, territoriales como los Gobiernos Autónomos Descentralizados: Central o Nacional, Provincial, Cantonal y Parroquial. Cada uno con competencias propias, complementarias y delegadas.

La gestión de María Augusta esta enfocada en los foros nacionales e internacionales de Soberanía Alimentaria.

Esto nos introduce en la conversación sobre la Movilidad en la Ruralidad, en la Av. Ilaló específicamente con María Augusta Calle que hoy es Asambleísta Provincial en representación de la Ruralidad de Pichincha y de Quito. Pero hablemos de movilidad a manera de política pública en nuestro entorno Parroquial – Alangasí, La Meced, Guangopolo – y hablemos no solo de la Avenida Ilalo como tal, como carretera; hablemos integralmente de quiénes circulan diariamente por ella.


“Nunca hubo un acompañamiento de la autoridades… un interés por mantener la ruralidad como concepto” manifiesta, al indicarnos que desde la infraestructura pública – alcantarillado, carreteras, espacio público – no se logra mantener una armonía con esta arquitectura rural que poco a poco ha ido mutando por un “desarrollo urbanístico”, no urbano nos aclara. Este concepto “moderno” que se incrustó en la gestión pública, nos aleja de un horizonte anhelado; sin embargo de que, en la gestión comunitaria esta percepción – de lo rural – sigue presente. Y esta “espina” nos lleva hoy a retomar una Política Pública para la movilidad en nuestro territorio rural, alrededor del Ilaló.


Esta visión que fuera concebida años atrás (Agosto 2013) en una iniciativa de los Gobiernos Parroquiales (Alangasi, La Merced y Guangopolo) convocada a participar de la Mancomunidad Ilaló, y del diseño del PLAN DE MOVILIDAD RURAL INTELIGENTE. Que sujeta en dicho Plan la articulación entre la Obra Pública y la Gestión Pública. No solo es el arreglo de la carpeta asfáltica de la avenida principal y columna vertebral de estas parroquias, como lo es la Av. Ilalo; va más allá, ampliación de frecuencias de transporte público, infraestructura vial para los peatones, para los ciclistas, señalización, mejor infraestructura fluvial, vinculada además a todo un concepto de desarrollo rural.

En su despacho de la Asamblea Nacional, se identifica la señalética como Vicepresidenta de la Comisión de De Soberanía, Integración, Relaciones Internacionales y Seguridad IntegralSoberanía Alimentaria.


Bien podríamos, entonces compartir esta pregunta motivadora ¿Qué es el buen vivir? Ponernos de acuerdo entre las autoridades locales – Prefectura, Municipio, Juntas parroquiales – desde sus competencias, complementarias entre ellas, para que se pueda concretar este Plan a manera de Política Pública con el acompañamiento de la comunidad organizada, y empujando todos – públicos, privados y comunitarios- esta propuesta de desarrollo, desde la “carretera” que nos une a todos.

DESEAS REVISAR LA POLÍTICA PÚBLICA DEL ILALÓ: www.issuu.com/lamerced/docs/aportes_taller_mancomunidad_ilalo

miércoles, 1 de julio de 2015

!UNA FOTO! DON CARLITOS



Cuando bautizamos a la hija de un amigo, en la Iglesia de Alangasí, no nos habíamos percatado de llevar una cámara fotográfica que eternice esos gratos momentos. Concentrados en las palabras y la lección que nos tomaba el Sacerdote en el Altar, escuché el clik! de una cámara fotográfica. Era Don Carlos Teófilo Morales Morales, que acababa de llegar a la cobertura de algunos compromisos sociales, testigo silencioso de acontecimientos familiares; es decir: fotógrafo, por más de 40 años. De cuantos bautizos no se acordará, a cuantas parejas no vería casarse, cuántos niños,  jóvenes y ahora adultos no pasarían por el lente de Foto Canon.Su nombre comercial.


Don Carlitos! Tomaráme una foto vera. Con el padrino!


Ya le solicitaba una madre de familia esperando su turno para la foto. Don Carlitos como le conocemos, cumplió 70 años en el mes de septiembre  2014. Desde muy joven despertó su interés por unos aparatos que montaban en los parques – recuerda cuando era niño – la gente se aglutinaba, se interesaban por saber que hacían; y por supuesto se maravillaban con el resultado. Hace años una fotografía era una joya en la familia… ahora, esperen un momento, me llegó una foto por whatsapp!


La fotografía es un arte, es la mejor aliada de la historia. De nuestras historias familiares. Y nuestro personaje entrevistado es el culpable de ello, ¡apostemos!, que en nuestro álbum fotográfico familiar tenemos por lo menos una foto tomada por Don Carlos Morales, y al ratificar esta hipótesis, nos haremos esta tesis: como pasan los años.

Pero no solo de la fotografía se vive – antes era buena la fotografía,cuando la modernidad no multiplicó las cámaras fotográficas; ahora hay hasta incorporado en los celulares – cuenta con algo de nostalgia. Don Carlos también es carpintero, de hecho esa era su primera profesión. Fue socio fundador de la Asociación de Artesanos dela Madera y Comercios de Sangolquí.

Su primera cámara la compró con sus primos en Ipiales, Colombia; viajaron en bicicleta – perdón, no les comenté que también era ciclista – cuando tenía 20 años, un viaje de ida y vuelta. Su afición creció con el uso de esta primera cámara, para luego nomas comprarse una propia. A la que le sacaba provecho tomado fotos a su enamorada – hoy su esposa –  claro, enamorándola también.

Sus familiares le invitaban al bautizo, al matrimonio; “pero vendrás con las cámara” le decían. En una de estas ocasiones, conoció a Luis Baquero su maestro de fotografía. Profesor de fotografía, contemporáneo de algunos artistas como Foto Silva. Aprendió rápidamente, tomó varios cursos, conoció el trabajo en laboratorio; el nostálgico “cuarto oscuro” para revelar las fotos. Ya con una cámara semiprofesional, empezó a  sacar sus primeras fotos profesionales en blanco y negro, reveladas por él. Qué emoción!


¡A Quito a Quito, por la pista! se mezcla con el sonido de los pitos, los vehículos, los buses que pasan junto al Estudio Foto Canon, en Sangolquí. Don Carlos ya es identificado durante estos 40 años como un reportero gráfico en el Valle de Los Chillos, informador sigiloso de esos momentos inolvidables: las lágrimas de los novios, de los padres, las sonrisas de los invitados. Sensaciones que reviven o devuelven esos momentos, con sus fotos a los clientes. Don Carlitos – en confianza –es también mensajero; se lo puede encontrar caminando por los pueblos entregando estas postales familiares.
 – ¿Usted es el Señor Morales? le preguntó en alguna ocasión una Señora “elegante” que llegó a su estudio. Me han recomendado que usted toma unas buenas fotos. Me cuenta Don Carlos con un sabor a melancolía, antes las fotografías eran apreciadas, así como el aprecio que muchos sienten cuando le ven en las Iglesias, en las Plazas o caminando con su cámara.